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El resto, pues, con la esperanza de que el artículo 35 del titulo I de nuestra Constitución, algún día pase de ser ciencia ficción a pura realidad:
Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo.
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